Orgasmo

Se puede llegar al orgasmo con una gran variedad de actividades. En el caso de los hombres, se puede alcanzar la suficiente estimulación en el pene mediante el coito, el sexo anal, la felación o la masturbación. Las mujeres pueden alcanzarlo mediante el coito, el cunnilingus o la masturbación. También pueden llegar al orgasmo mediante el uso de juguetes sexuales, como vibradores. Una proporción menor dice poder alcanzarlo con solo la estimulación de los pezones y otras zonas erógenas. Una persona puede experimentar orgasmos múltiples.

Además de mediante la estimulación física, se puede alcanzar el orgasmo mediante únicamente excitación psicológica, como por ejemplo durante los sueños eróticos (polución nocturna de hombres o mujeres) o el control del orgasmo. Los orgasmos originados únicamente mediante estimulación psicológica fueron reportados por primera vez entre personas con lesiones de médula espinal. Aunque las lesiones de médula espinal suelen acarrear la pérdida de ciertas sensaciones y altera la percepción de uno mismo, una persona con estas alteraciones conserva la posibilidad de excitación sexual y los deseos eróticos.

Un orgasmo involuntario, como en el caso de un contacto sexual forzado (durante una violación o una agresión sexual), puede acarrear sentimientos de vergüenza causados por la internalización de actitudes ajenas como culpar a la víctima. La incidencia de aquellos que han tenido una experiencia sexual no solicitada y han experimentado un orgasmo es muy baja; posiblemente la mayoría no se reporten por la vergüenza y la turbación. Estos casos se dan indiferentemente del sexo de la víctima.

La literatura científica se centra en la psicología del orgasmo femenino más que en el masculino, en la que «parece reflejar la suposición de que el orgasmo femenino es psicológicamente más complejo que el orgasmo masculino», pero «la escasa evidencia empírica disponible sugiere que el orgasmo masculino y femenino pueden tener más similitudes que diferencias. En un estudio controlado de Vance y Wagner (1976), los evaluadores independientes no podían diferenciar descripciones escritas de las experiencias de orgasmo masculino versus femenino».

El orgasmo en el hombreEditar

En los hombres, la forma más común de llegar al orgasmo es mediante la estimulación física del pene. Suele estar acompañado de la eyaculación, pero es posible tener orgasmos sin eyaculación, por eyaculación retardada, o eyacular sin llegar al orgasmo, en caso de anorgasmia.

Modelo de dos estadiosEditar

El punto de vista tradicional es que hay dos estadios en los orgasmos masculinos: eyaculación y orgasmo simultáneos, inmediatamente seguidos por un periodo refractario que impide que el hombre tenga varios orgasmos seguidos.

En 1996, Masters y Johnson publicaron investigaciones esenciales sobre las fases de la estimulación sexual. Su trabajo incluía hombres y mujeres, y de forma diferente a la de Alfred Kinsey en 1948 y 1953, trataron de determinar los estados fisiológicos antes y después del orgasmo. Masters y Johnson defendían que, en el primer estadio, «los órganos accesorios se contraen y el hombre puede notar la inminencia de la eyaculación, y dos o tres segundos después llega esta, la cual el hombre no puede constreñir, retrasar o retraer de ninguna forma». Reportaron que, contrariamente a las mujeres, «para los hombres, la fase de resolución incluye un periodo refractario impuesto» y añaden que «algunos hombres menores de 30 años, aunque no muchos, tienen la habilidad de eyacular frecuentemente y tienen cortos periodos refractarios durante la fase de resolución». Masters y Jonhson han equiparado el orgasmo masculino y la eyaculación y mantienen la necesidad de un periodo refractario entre orgasmos.

Orgasmo retardado y orgasmo múltipleEditar

En contraste con el modelo de dos estadios del orgasmo masculino, Kahn (1939) igualó el orgasmo y la eyaculación y estableció que se pueden tener varios orgasmos y que «de hecho, algunos hombres son capaces de continuar un orgasmo con otro y un tercero y cuarto». Aunque es raro en hombres conseguir orgasmos múltiples,la afirmación de Kahn se apoya en hombres que han tenido orgasmos múltiples y consecutivos reduciendo el periodo refractario. Algunos hombres se pueden masturbar durante horas, llegando al orgasmo varias veces. Muchos hombres que comienzan a masturbarse o su actividad sexual antes de la adolescencia son capaces de conseguir múltiples orgasmos sin eyaculación. Algunas pruebas indican que los orgasmos de los hombres antes de la pubertad son cualitativamente similares a la experiencia normal del orgasmo femenino, ya que no hay eyaculación ni periodo refractario, lo que sugiere que los cambios hormonales que ocurren en la pubertad tienen una fuerte influencia en el orgasmo masculino.

Se cree que un aumento de la producción de la hormona oxitocina durante la eyaculación es la principal responsable del periodo refractario, y la cantidad en la que esta hormona se incrementa puede afectar a la duración del periodo refractario. Otro compuesto químico considerado el responsable del periodo refractario masculino es la prolactina, que antagoniza la dopamina, responsable de la excitación sexual. Por eso existe un interés experimental en drogas que inhiben la prolactina, como la cabergolina. Informes anecdóticos sobre la cabergolina sugieren que puede eliminar el periodo refractario, permitiendo a los hombres experimentar orgasmos múltiples eyaculatorios en una rápida sucesión. Al menos un estudio científico apoya estas pruebas, pese a que la cabergolina tiene muchos efectos secundarios potenciales, por lo que no se ha aprobado para tratar la disfunción eréctil. Otra razón para la falta o ausencia del periodo refractario es un aumento en la producción de oxitocina. Se cree que la cantidad en la que se produce afecta a la duración de cada periodo refractario.

En los últimos años, se han escrito libros en los que se afirma que el hombre puede alcanzar orgasmos múltiples. En otras obras se asegura que refrenar la eyaculación da como resultado un orgasmo más intenso y placentero y un estado posorgásmico mucho más energético. Las técnicas incluyen control físico y mental sobre las emisiones y la vasocongestión preeyaculatoria más que forzar la retención o las contracciones eyaculatorias. Una técnica para retrasar la eyaculación es ejercer presión en el perineo, a medio camino entre el escroto y el ano, justo antes de la eyaculación. Sin embargo, esto puede llevar a eyaculación retrógrada, por ejemplo, redirigiendo el semen a la vejiga urinaria en vez de salir hacia el exterior por la uretra. También puede causar daños a largo plazo por la presión que se ejerce en los nervios y vasos sanguíneos del perineo, semejante al que tienen algunos hombres que andan en bicicleta con asientos estrechos durante largos periodos de tiempo. Los hombres que han sido operados de la próstata o de la vejiga, pueden experimentar orgasmos secos causados por eyaculación retrógrada.

El orgasmo femeninoEditar

Fases de la excitación y orgasmo femenino

La mayoría de las mujeres, 70-80 % en las estadísticas generales, requiere estimulación clitoriana directa (puede ser manual, oral u otra fricción concentrada contra la parte externa del clítoris) para alcanzar el orgasmo, aunque la estimulación clitórica indirecta (por ejemplo vía penetración vaginal) también puede ser suficiente. Esto es así porque el glande del clítoris tiene más de 8000 terminaciones nerviosas, más que cualquier parte del cuerpo humano. El clítoris es homólogo al pene, por lo que ambos órganos albergan similar capacidad de producir placer sexual. Masters y Johnson afirmaron que todas las mujeres son potencialmente multiorgásmicas y declararon que la mujer es capaz de volver al orgasmo inmediatamente después de una experiencia orgásmica, si se vuelve a estimular antes de que las tensiones bajen de la fase de meseta de los niveles de respuesta. Tras el orgasmo inicial, los orgasmos subsiguientes en la mujer pueden ser más fuertes o más placenteros por la estimulación acumulada. Aunque se acepta generalmente que las mujeres no experimentan periodo refractario (de ahí que puedan experimentar múltiples orgasmos, rápidamente después del primero), algunas fuentes declaran que tanto hombres como mujeres tienen periodo refractario, ya que las mujeres también tienen un período tras el orgasmo en el que más estimulación no produce excitación.

«Tipos» de orgasmoEditar

Aunque la mayoría de los investigadores sostiene que no tiene sentido hacer distinción entre tipos de orgasmo femenino, este se distingue habitualmente en dos categorías: orgasmo clitoriano y orgasmo vaginal. El origen del orgasmo vaginal es objeto de debate por la escasez de terminaciones nerviosas de la mayor parte de la vagina.

La distinción comienza en 1905 con Sigmund Freud, quien postulaba el concepto de orgasmo vaginal como separado del orgasmo clitoriano. Freud declaró que los orgasmos clitóricos son un fenómeno puramente adolescente y que al llegar la pubertad, la respuesta adecuada de una mujer madura es tender hacia los orgasmos vaginales, es decir, sin ninguna estimulación del clítoris. Freud no aportó ninguna prueba para esta suposición, pero las repercusiones de esta teoría fueron considerables y aún perduran. Muchas mujeres se sintieron inadecuadas cuando no conseguían llegar al orgasmo únicamente por vía vaginal, incluyendo poca o ninguna estimulación clitorial, ya que la teoría de Freud hacía de la relación pene-vagina el componente central de la satisfacción sexual de la mujer. Ladas, Whipple y Perry propusieron tres categorías: el tipo «tenting» proveniente de la estimulación clitoriana, el tipo «A-frame» proveniente de la estimulación vaginal, y un tercer tipo «mezclado» proveniente de ambos. Whipple y Komisaruk propusieron más tarde que la estimulación del cérvix induce un cuarto tipo de orgasmo, aunque la literatura científica no lo apoya.

Alfred Kinsey fue el primer investigador en criticar duramente las ideas de Freud sobre la sexualidad y el orgasmo femeninos. A través de sus entrevistas con miles de mujeres, Kinsey descubrió que la mayoría de las entrevistadas no experimentaban orgasmos vaginales. Posteriormente, tanto Masters y Johnson como Shere Hite investigaron la respuesta sexual femenina, y sus conclusiones apoyaban en general los descubrimentos de Kinsey sobre el orgasmo femenino y en contra de las suposiciones de Freud. La investigación se llevó a cabo durante la segunda ola del feminismo e inspiró a feministas como Anne Koedt a hablar sobre la falsa distinción entre los orgasmos vaginales y clitorianos y a afirmar que la biología femenina no se analizaba con propiedad.

Masters y Johnson fueron los primeros investigadores que determinaron que las estructuras clitóricas rodean y se extienden a lo largo y en el interior de los labios. Observaron que la mayoría de mujeres solo pueden tener orgasmos clitoriales, y descubrieron que los orgasmos clitóricos y vaginales tienen los mismos estadios de respuesta física. Basándose en esto, argumentaron que la estimulación clitoriana es la base de ambos orgasmos, ya que el clítoris se estimula durante la penetración por la fricción contra su capuchón, aunque esta afirmación ha sido criticada por investigadores como Elisabeth Lloyd.

Shere Hite señala que el glande del clítoris y los labios menores, que también son muy sensibles, no reciben estimulación directa durante el coito (pero puede corregirse mediante ciertas posturas sexuales).

Una investigación de 2005 de la uróloga australiana Helen O»Conell sugiere que el tejido clitoriano se extiende a lo largo de la pared anterior de la vagina, lo que apoya el origen común de los orgasmos vaginales y clitóricos. El uso de resonancia magnética permitió ver con más claridad la relación entre las raíces del clítoris y el tejido eréctil.

Para algunas mujeres, el clítoris es muy sensible tras el clímax, haciendo la estimulación adicional dolorosa.

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