Consecuencialismo

El consecuencialismo es una teoría ética que juzga si algo está bien o no por sus consecuencias. Por ejemplo, la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que mentir está mal. Pero si decir una mentira ayudaría a salvar la vida de una persona, el consecuencialismo dice que es lo correcto.

Dos ejemplos de consecuencialismo son el utilitarismo y el hedonismo. El utilitarismo juzga las consecuencias por un estándar de «mayor bien para el mayor número». El hedonismo, por otro lado, dice que algo es «bueno» si la consecuencia produce placer o evita el dolor.

El consecuencialismo a veces se critica porque Puede ser difícil, o incluso imposible, saber de antemano cuál será el resultado de una acción. De hecho, nadie puede conocer el futuro con certeza. Además, en ciertas situaciones, el consecuencialismo puede llevar a decisiones que son objetables, aunque las consecuencias sean posiblemente buenas.

Por ejemplo, supongamos que los economistas pudieran demostrar que la economía mundial sería más fuerte y que la mayoría de la gente sería más feliz, más saludable y más rico si solo esclavizáramos al 2% de la población. Aunque la mayoría de la gente se beneficiaría de esta idea, la mayoría nunca estaría de acuerdo con ella. Sin embargo, al juzgar la idea únicamente por sus resultados, como hace el consecuencialismo clásico, entonces «el fin justifica los medios».

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