Bien complementario

En economía, un bien complementario es un bien cuyo atractivo aumenta con la popularidad de su complemento. Técnicamente, muestra una elasticidad cruzada negativa de la demanda y esa demanda aumenta cuando el precio de otro bien disminuye. Si A es un complemento de B, un aumento en el precio de A resultará en un movimiento negativo a lo largo de la curva de demanda de A y hará que la curva de demanda de B se desplace hacia adentro; se exigirá menos de cada bien. A la inversa, una disminución en el precio de A resultará en un movimiento positivo a lo largo de la curva de demanda de A y hará que la curva de demanda de B se desplace hacia afuera; se exigirá más de cada bien. Esto contrasta con un bien sustituto, cuya demanda disminuye cuando el precio de su sustituto disminuye.

Los bienes complementarios exhiben una elasticidad cruzada negativa de la demanda: a medida que aumenta el precio de los bienes Y, la demanda del bien X cae.

Cuando dos bienes son complementarios, experimentan una demanda conjunta – la demanda de un bien está ligada a la demanda de otro bien. Por lo tanto, si se demanda una mayor cantidad de un bien, también se demandará una mayor cantidad del otro, y viceversa. Por ejemplo, la demanda de hojas de afeitar puede depender de la cantidad de máquinas de afeitar en uso; es por eso que a veces las máquinas de afeitar se han vendido como líderes en pérdidas, para aumentar la demanda de las hojas asociadas. Otro ejemplo es que a veces se empaqueta un cepillo gratis con pasta de dientes. El cepillo de dientes es un complemento de la pasta de dientes; el costo de producir un cepillo de dientes puede ser más alto que el de la pasta de dientes, pero sus ventas dependen a demanda de pasta de dientes.

Todos los productos no complementarios pueden considerarse sustitutos. Si xey son complementos aproximados en un sentido cotidiano, entonces los consumidores están dispuestos a pagar más por cada unidad marginal del bien x a medida que acumulan más y. Lo contrario es cierto para los sustitutos: el consumidor está dispuesto a pagar menos por cada unidad marginal del bien «z» a medida que acumula más del bien «y».

La complementariedad puede estar impulsada por procesos psicológicos en los que el el consumo de un bien (por ejemplo, una cola) estimula la demanda de sus complementos (por ejemplo, una hamburguesa con queso). El consumo de un alimento o bebida activa un objetivo para consumir sus complementos: alimentos que los consumidores creen que sabrían mejor juntos. Beber refrescos de cola aumenta la disposición de los consumidores a pagar por una hamburguesa con queso. Este efecto parece depender de las percepciones del consumidor de estas relaciones más que de sus propiedades sensoriales.

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